Thursday, October 27, 2011

First Desnivel article - ascent of Bongo Bar

Here is a read for a rainy day for you: my first article ever, published in Desnivel of the next month, November 2011, pages 76-80.  Yes, I am proud, the world has finally seen my name in print!  Thanks to Eva and Jorge for the comments and revisions of my work, and to Desnivel for accepting and editing it.  All the errors certainly remain my own.  For those of you who do not want to invest into a copy of Desnivel, here goes the text, however you have to buy the magazine to check out the pictures of the team by Paul Diffley from Hot Arches Production!  For more English-language information about the ascent, route description, and grading check my older post here and Dave's post here.

" Que nunca falte una montaña en tus sueños ".

Bájame una estrella (Miriam García Pascual)

Dave leading 2nd pitch, 7b+, picture by Paul

Un día en el mundo surgió una montaña, y la llamaron “Hombre Azul”, o Blåmann, en el idioma de la fría tierra del norte.  La montaña, como suelen ser las montañas, siguió un camino lento de evolución, o más bien de descomposición…desde hace años, siglos, o milenios.  Cada día, su sombra se volcaba hacia el valle, abajo, precipitándose sobre las rocas, siguiendo por el prado de hierba, el lago, la pedrera, el pequeño bosque, superando entonces el fiordo, atravesándolo con ritmo, y al final, cada día, alcanzando las tierras del otro lado. 
Un día, aparecieron pequeños puntitos negros abajo, siguiendo sus cuestas con los ojos abiertos y sus almas llenas de sueños.  Otro día, un barco flotando en el azul impermeable del fiordo acarició su retrato y continuó su camino.  Así, de siglo en siglo, la montaña permanecía, indiferente y majestuosa, bautizada como “Hombre Azul” por los pequeños puntitos, sin nombre para el universo, aunque llena de consciencia de sí misma, de su belleza y de su infinita tristeza.
Hasta el día que aparecieron los escaladores.  Vinieron en cordadas…dos, tres, cuatro… a pasear por su verticalidad, a intentar superar la gravedad que sus paredes albergaban, a recorrer cada rincón de la piel del Hombre Azul.  ¿Qué les motivaba?  ¿Qué o quién les empujaba hacia allí?  Sólo los cuervos y alguna ardilla merodeaban por estos lugares fríos y húmedos, la mayoría del tiempo, cubiertos de oscuridad, nieve agotadora, o densa niebla, y casi siempre sin esperanza de mejora.  Los escaladores persistían en su busca surrealista de retos, de superaciones utópicas, de logros sin importancia, de fotos borrosas, y de sonrisas cansadas en las cimas siempre nubladas.
 “¿Es hoy el día?”  Pensamos los dos, subiendo sin hablar, sin pronunciar nuestras dudas existenciales, sin dar lugar a los miedos escondidos, a las traviesas jugadas de fisuras mojadas, de rocas afiladas, de bidedos húmedos y piedras sueltas.  Seguimos callados, con la respiración controlada, la aproximación ya conocida: arriba está el bosque, el campo de arándanos, la pedrera, un poco de nieve, la cuerda fija…
Es una mañana ya fría, las primeras señales del otoño en el aire no nos dejan relajarnos.  Decisiones. Siempre hay que tomar decisiones en escalada. Siempre con consecuencias, y siempre con resultado incierto debido a las pocas variables controlables que intentamos gestionar.  ¿Empezar la vía o darse por superado?  ¿Seguir hacia arriba o abandonar?  ¿Atreverse a hacer el paso, aceptando la posibilidad de la caída, o dejar al compañero probarlo, bajando con la derrota a tus espaldas? Ya que estamos aquí, la primera decisión es fácil : empezamos.  Ya veremos cómo está la pared después de las últimas lluvias. 
Habíamos perdido una semana de buen tiempo en fijar las cuerdas, en analizar los movimientos, en acarrear el material arriba y abajo, en planificar la logística de la filmación en vídeo, de la cámara, de subir con tres personas… Al cabo de la primera semana decidimos no continuar, era demasiado peligroso, la vía demasiado difícil y la logística demasiado compleja. El largo clave, que parecía 8ª, tenía piedras sueltas y rocas afiladas que podrían cortar la cuerda del segundo en caso de caída.  Además tenia una travesía, con mucho desplome y pocas posibilidades de rapelar si hubiera problemas o mal tiempo en la segunda parte de la vía. 
Así que pasamos unos días haciendo escalada deportiva en la isla con la cabeza todavía puesta en nuestro sueño imposible.  Pero después de las primeras lluvias, con las condiciones ya bastante inestables, la vía, como una rata pequeña y dentona, sigue en mi imaginación… Hace ruido por la mañana, no deja dormir por la noche, mastica trocitos del alma o del estomago.  Aún estamos aquí, nos quedan algunos días antes de marcharnos.  “Si no este año... ¿será el siguiente?” , “Si no ahora, ¿nunca?”  Los humanos, esos pequeños puntitos negros, somos así.  Siempre intentando, siempre con una idea que inspira a la acción, que les saca de la cama, que les da fuerza para traspasar el infinito, para luchar contra el aburrimiento, la ansiedad, y la brevedad de la existencia, aunque sea una idea tan fugaz e inútil como subir una montaña.
¿Hacemos el intento nosotros dos, en estilo alpino, con dos cuerdas finas, un juego de friends y una pequeña mochila?  Se lo propongo a Dave. El pronóstico del tiempo es bueno y tenemos la suerte de estar aquí, de poder intentarlo. Si no llegamos a la cima no pasa nada, al menos sabremos algo más, habremos visto el límite, habremos pasado unos momento más en la verticalidad, con la montaña, con nuestros miedos y soledades.  Haremos las paces provisionales con la rata glotona de dentro. Al menos lo habremos intentado.
El primer largo se hace eterno. Dave se queja de lo mojada que está la bavaresa clave, pero llega finalmente a la reunión. Es mi turno de subir.  La mochila pesa.  Días atrás hice los dos primeros largos de segunda, a vista, y me gustaron mucho, hasta los encontré muy buenos, de los mejores que he hecho nunca en una vía larga, en una fría cara norte como ésta….  Hoy los primeros pasos me están costando ya demasiado, siento todo el peso de la mochila, de mis manos y de mis pies llenos de gravedad, de miedo, de tristeza,  cansados de tantos días de escalar, hacer metros y kilómetros de bavaresas. De caminar, de caminar aún más.  ¿Seguimos?  Sí, adelante, ya que estamos aquí, implicados con esta ascensión, a ver qué tal el tercer largo, el verdadero crux de la vía.
Dave acaba rápido el segundo largo. Este largo también está un poco mojado, pero aún es posible.  Dave empieza el tercero, la clave, con más dudas.  Se queja de que no se acuerda ni de los pasos saliendo de la reunión.  Pero rápidamente se mete en el juego y empieza a “apretar” (es una palabra divertida, que aprendí en relación a la escalada cuando vine en España, y que me sigue gustando porque transmite muy bien las emociones y gestos implicados). El primer diedro negro, llamado “lagrimas negras” porque está mojado la mayoría del año, se presenta muy difícil.  Es ya 7c, sostenido con una salida del techo en dinámico, y protegido con viejos pitones.  Después viene un descanso en unos bloques enormes inestables de más de 100 kilos, moviéndose pero empotrados allí, para algunos años más. Con decisión, Dave empieza el paso clave de la vía, una secuencia a bloque que sube el grado del largo a 8a. Primero un techo que se pasa por la izquierda,  después un bidedo malo para subir mucho los pies y llegar a un descanso improvisado debajo de otro techo.  Y una última salida en bavaresa, subiendo y bajando los pies, con un friend rojo de Black Diamond clave para lograr superar el paso.  Y ya está!!! Dave está gritando en la reunión.  Lo hizo, ¡increíble!, ¡ya no hay vuelta atrás!  Dave lo ha dado todo. Aunque me cuesta mucho subir, al llegar a la reunión improviso una sonrisa enorme e intento transmitir todo mi entusiasmo a Dave.  Sólo nos queda un largo de 7c con los primeros 10 metros complicados, y el resto de la vía es ya mucho más fácil. 
Seguimos ascendiendo, siempre hacia arriba, buscando el camino, asustados por un “base jumper” que pasa volando en menos de un segundo por encima de nuestras cabezas  y aterriza abajo.  Al final me atrevo a probar un largo de primera.  Sólo escalo 20 metros de 6c, y hago reunión en una repisa intermedia, sin arriesgarme a hacer la travesía evidente sin ninguna protección.  El sol acogedor, que baña la cara norte a las ocho de la tarde en el verano ártico, me dice que no pasa nada, que ya “apretaré” otro día, haciendo deportiva en la roca caliente de mi nueva tierra natal, Cataluña la imprescindible, Cataluña la salvaje. Dave acaba rápido mi largo, con movimientos acerca de 7ª, que ya casi apenas repito de lo cansada que estoy.  Pero ya no queda nada, el último largo pasa rápido, y en la cima el equipo filma el final triunfante. No tengo fuerzas ni para construir una sonrisa digna para la foto de la cima. Gasto los restos de mi energía concentrada en devorar la última barrita para recargar las pilas. Se hace de noche.
Nos espera la larga y monótona bajada hacia el coche, la vuelta, y la comida festiva de pasta a media noche.  Cansados, nos tumbamos en las camas.  Otra cima. Otra vía.  ¿Hemos  llegado?  ¿Qué hemos alcanzado?  ¿Nada?  ¿Todo? Los cuervos siguen dando vueltas arriba, la ardilla se prepara para otro invierno, la montaña ni se acuerda de nuestro paso, eterna en su belleza y su infinita tristeza.  Nosotros, tan humanos, llenos de orgullo, imágenes y vídeos, nos vamos a nuestras casas dispersas por el mundo, entre Escocia, Guernesey, Wales, y España.



Monday, October 24, 2011

Raco del Segre and other stories

An interesting week-end for me, meeting old friends, making new ones.  Saturday I finally accepted Albert's invitation to check out a new sector, called Raco del Segre, located between Alos de Balaguer and the Camarasa dam.  Beautiful (although dusty) ride through the autumn colors brings one into this calm valley, away from the worries and struggles of the dull and nasty world outside.

Below myself attempting (without success) Risc de Cagades, supposedly 7b+ (hard), as seen in the late light by our talented local photograper, Pete O'Donovan.  He is actually another British immigrant and lover of Catalan landscape, as well as one of the developers of the crag I had finally the pleasure of meeting in person (and with a camera in hand!).  The name of the route is, selon Pete, "a play on words in reference to all the 'Risc de Caigudes' signposts the Medi-Ambient have been placing on the walking paths", and it was the best route I tried on the wall.



Sunday I spent with another old old friend, Alex, and his girlfriend Jenia, whom I showed around the cloudy and misty (and then rainy) Montserrat.  Alex has basically taught me most things about climbing as well as mountaineering, and it was an interesting experience for me to climb with him again, showing off the newly gained strength on the warm Mediterranean rocks (this time without dire consequences).  I still remember seeing his pictures of glacier travel in Alaska, with that incredible blue one gets only from high mountain lakes, the strange white and grey shapes of summer glacier, the tired but happy faces of the alpinists.  What a long way since those days, when something made me tick, something made me know inside I wanted to be part of it all, I should try it out, be there, be that tired climber so close and simultaneously always so far away from that illusive summit.

There are people in one's life who stand out, who inspire, who leave a trace.  Those are also the most dangerous people that have the ability to hurt you the most, to make you want to run for cover, disappear behind the radiator, and just spend the whole day crying.  I have been fortunate to meet a couple of people like this, I have been inspired by them at several stages of my life, I have made my mistakes with them.  Those people made me change, made me learn, take the next step, evolve on my own yellow winding road, and for that I remain grateful.  With time and distance we attempt to make better sense of the events, we become our own characters of a novel, players of a game, actors of a play.  Despite the circularity, the surrealism, the egoism, and unending failures, we keep learning something, a little tiny bit more.  And with these small things, we change, and surprise ourselves, surprise the others as well, we build our own puzzle of a life.

Maybe without Alex I would never had engaged with climbing so deeply, so seriously, so personally.  Maybe many things would not had happened the way they did since in my life.  But they have, am I the wiser for it?  Most probably not, but now climbing has been embedded into my soul, I have made it part of myself, I have made my choices consistent with it, I have left behind many other things, things I sometimes regret during sleepless nights, things I sometimes think I might not even care about were it not for the instinct and the genetic programming we all have been played the trick with...Let the construction of life continue for whatever time is left, let me be surprised again, let the circle turn.

Friday, October 14, 2011

Two videos, two lives...

There are the stars, and there are other climbers, so many other climbers.  And there are those "putos amos", the ones who inspire, who make us dream, who make us close our eyes and think again, imagine the impossible, believe in the unbelievable.  Or not think, but relax, jump up, forget the fear, do the move, just try it for the hack of it. Experiment with the unbearable lightness of being, with the gravity or ingravity, with moments, with time, with life: maybe anything is possible?  Maybe we just simply can?..

One of them, Novato, I do not have the pleasure to know personally, but I have seen him several times in Rodellar, have noticed his smile, his kind eyes.  And have felt at home.  Despite the hard moves, the intimidating overhangs and tufas, Novato made the place seem human, possible, kind.  Thank you for being there, for making us come home sometimes, for inspiring us all.


Novato en Botanics - Rodellar 2010 from Christian Checa on Vimeo.

I have had the pleasure to climb with Txema several times, and it has always been that, pure pleasure of spending moments of this life, so precious sometimes, so interesting and useful.  Seeing Txema climb makes one remember the origins of sport climbing here in Spain, and realize that style, rhythm, and flow matter as much as competence and pure power.


Two videos, two lives, two climbers. Let us all climb and get inspired, many years more.

Thursday, October 13, 2011

Doctor, doctor, que em passa?

View down the Terradets gorge from up high on the route

What is my problem, doctor?  Maybe too much sport climbing for once?  To change perspectives, get a little bit of air underneath my tired body, following Dani's push for long hard routes, I succumb again.  This time to this wonder, called Doctor, doctor, que em passa? As some engagingly comment, one of the more beautiful routes in Terradets, although maybe not recommended at least before the end of October because of sun exposure and the high temperatures persisting around this year.

Dani starting the hardest, 4th pitch, 7b, in the baking sun


The route starts with bad rock and a not very memorable 6a pitch, maybe except for the dirt shower out of the uninspiring dihedral cracks at the top.  It leads up to the real business of a slightly overhanging 6c to protect entirely with friends, another 6c+ that starts with a tricky thin dihedral straight after loose blocks, there specifically to de-concentrate a scared leader with too many friends on the harness and too many scared feelings behind the helmet-rim like myself.  Thankfully, the following traverse is more impressive than difficult, despite more loose rock at the exit.  Next, three shiny bolts through slightly overhanging terrain lead to the happy anchor.  And there it goes, time for the crux: a bolted 7b that starts hard immediately off the belay.  The first three clips are the hardest, with an easier 7aish terrain traversing to the next anchor.

And Dani not smiling anymore...


Neither of us was able to onsight the crux, and we happily put it off as the fault of high temperatures, our tiredness, and overall lack of motivation to pull hard anymore after too much sport climbing the day before.  Despite this counter-time, I highly enjoyed the rest of the route, especially the 5th pitch, bolted with "allegria", and becoming pumpy towards the end.  One of the best pitches in Terradets for me, indeed.  The following 7a was very different, much more technical and complicated, I was about to fall off several times seconding, and Dani's ability shone through as he pushed on to onsight this one, now finally in the shade.  The last pitch had an "ufff" moment to get to the first bolt, especially for shorties like myself, but after placing the red and yellow alliens into the same 10-cm crack, and producing several mini-Sharma-screams, I managed, and happily clipped my way up to the chains of this one as well.

And there goes another long route for me...fifth one this year after Bongo Bar, Alexis, Deja-Vu, and Anglada.  Maybe also the last one?  Let's see if the dark forces of the project times get to me again and push back out of sight this strange frugal come-back to long routes and the hairy-airy exposed trad climbing of mine...What is my problem, doctor?  Maybe, simply too much climbing?  No remedy for our insanity...let the comedy of life go on, let the climbing keep us sane.

Monday, October 10, 2011

Autumn in Sant Llorenç

After spending the month going up and down the slopes of Sant Llorenç, the recompense has come - clipping the anchor on Calladeta fas més goig.  A couple more belayers, more encouragement, and coming back - the apparent miracle repeats itself, the sky opens and lets one pass.  Or, the effort pays off.  Luck or skill, but there I am, making my truth on a cold Saturday with perfect friction, for once sticking the last hold, pushing it all the way to the top, adrenaline working its way up the muscles at the same time, the brain saying no, the body making the moves almost automatically.  Feet moving with precision, hands sticking to the rock.  And there it is.


A project done, not much more or less to say, we still move around the sun, everything else is irrelevant, or oh so relevant.

Here is the landscape, that became so familiar over time:


The landscape that preciously keeps the sighs, the cries, the laughs, the coming and going of its inhabitants, ardent worshipers, and simple passer-bys.  Christian on Descanzo, Sergi on Fenaskistiskopi, Robert on Yo Claudio, Juan on Sexo, Salud, y Sant Llorenç, Fernando and Francesca on Emperatriz Esmeralda, Jose, Dani, Txema, Marc alongside me on Calladeta, Juanjo on Metzina, Marieta and Esteve on Sueños de Piedra, Ivan on Panxa del Bou, Oriol on No t'ho perdis o en Mision de dios despertando el ferro.  Moments in time, flickering lights in the eternity of fireflies, ignored by all, remembered by a few.  A landscape full of people.  A landscape all by itself, lonely and transcendentally beautiful.


And as always, thanks to my belayers, that not only catch my falls, but also try to make me a better person.  Asi vamos, uno sueño de menos...