Encadenar y aprender, equipar y seguir
La historia de un equipador y una escaladora en la Agulla del
Senglar, Montserrat, relatada por Julia Snihur, con la participación de Kim
Santacatalina.
“If it wasn’t hard, it would be easy.”
Dave MacLeod.
Dedicado
a Maluta y su “crow’s nest” allí arriba.
La subida. Primero, un
bosque lleno de pinos, altos, potentes, hasta se podría imaginar que estamos en Yosemite. Pero no.
Rápidamente aparecen algunos bloques, tierra de color naranja y por
último conglomerado. No, no es Yosemite, ni ningún otro sitio.
Ahora huele a romero. Ahora a tomillo. Es la montaña mágica.
Es Montserrat. Puedes contemplarla con respeto desde fuera. Puedes
tomar fotos de sus agujas, de las paredes impresionantes, de sus colores siempre
tan variados. Puedes imaginar las líneas, los pasos, los
movimientos. Cuando te dejas llevar, cuando ya estás dentro, cuando menos
te lo esperas, empiezas a compartir trocitos de su alma. La montaña no
cambia, quien cambia eres tú. Imaginas los monjes buscando cuevas
confortables, los burros subiendo las escaleras estrechas, los soldados de
Napoleón perdidos en la niebla espantosa.
Y los primeros escaladores, calzados de zapatos exageradamente grandes,
explorando las paredes con buriles y tacos de madera. Muchos otros, todos
andando antes el mismo camino. Son niños, jugando en la palma de la mano
de la montaña mágica, corriendo, escalando, montando en bicicleta, mientras los
guardas de refugios suben provisiones y latas de Coca-Cola y los turistas
digitalizan el paisaje, buscando robar su alma a la montaña. Pero no, no
se deja...
.......
Andrada lo llama “Maestro”, sus amigos “El
personatge”, para sus compañeros de cordada es simplemente Kim. Se dedicó
a escalar. Totalmente. Escogió su propio caminito estrecho, lleno
de trabajo duro y con poca recompensa. Pero también lleno de verdades,
simples pero persistentes, de las que te miran directo a los ojos, que no
admiten mentiras ni compromisos. Retos pequeños, pasiones grandes.
La montaña ejercía sobre él una fascinación total y absoluta. La montaña
mágica ya había atraído muchos otros amantes y atraerá otros más. Dejó el
mundo exterior fuera y se convirtió en servidor de la montaña. Uno de sus
servidores más fieles e ilusionados. Pero siempre tuvo visión: la certeza
de la mirada de un escalador. “Aquí, aquí hay línea.” “Por aquí se
podrá subir.”
........
Nunca pensé que algún día
podría probar una vía tan difícil, exigente y compleja. Empecé seriamente a
darle vueltas a Sprint Final como un proyecto viable hace aproximadamente dos
años, tras chapar la cadena de la Ben Petat, su digna hermana que me había
tenido obsesionada durante todo el invierno anterior. Probando sus dos vecinas,
Somni Diabólic y Sprint, allí mismo decidí que intentaría la Sprint. La
vía lo tenía todo: bloque, resistencia, secuencias complejas, un techo y una
salida dura como la cereza del pastel y la razón de su nombre. Dejé que el
proyecto fuese madurando en la parte trasera de mi mente mientras iba en busca
de otras aventuras, esperando que pasase el abrasador e impracticable verano,
esperando la bajada de las temperaturas, la llegada de la temporada del
frío. El momento adecuado para subir
otra vez al Senglar.
Y así fue, en noviembre
estaba de vuelta. Mi tercer año en la pequeña pared del Senglar, 10
metros horizontales y 30 verticales de roca, una docena de vías. Mi
segunda casa. La confianza en mí misma, aunque
tocada por los fracasos en otros ámbitos de vida
estaba de vuelta, reavivada por los éxitos más recientes en la roca. Llena
de optimismo, convertí la vía en mi nuevo proyecto.
.........
Y así ha ido Kim durante años, equipando
sectores por Cataluña, alguna vía aquí, otra allá. ¿Cuantas?
Algunas. Cientos de vías. ¿Trescientas? ¿Cuatrocientas? Y
ninguna de menos de séptimo grado.
Ya hay muchas de poco grado. Es más difícil tener la visión para equipar
una vía dura, es como pintar una obra de arte. Llegó hasta Rodellar,
lejos de su casa y allí también dejó su impronta, una vía llamada Montserrat,
cómo no, en las mismas Ventanas.
Sin buscar gloria ni
reconocimiento lleva escalando ya unos 30 años y sigue abriendo nuevos
sectores, nuevas vías. A día de hoy las
chorreras le motivan mucho, sus ojos
brillan de una manera más intensa cuando habla de tufas. Gracias a
la visión que ha tenido durante estos años, escalamos en los sectores de
Cataluña, ahora ya clásicos, tales como Bruixes, la Norte de la Regina y Tres
Ponts. Y también Senglar.
......
Golpeé contra el duro
asfalto en una calle de Andorra la Vella, que se preparaba para celebrar la
Navidad. El único pensamiento que tuve en la cama del hospital era:
"No podre hacer la Sprint". Vivir y aprender. Cómo gestionar el entreno, el azúcar y las subidas rápidas
desde el nivel del mar hacia la altura de Andorra. Un mes más tarde
estaba acampada otra vez allí, tan cerca, tan lejos. Senglar, Sprint Final. Entonces cuando empezaba de nuevo a
acariciar mi sueño, un australiano cayó por los
aires, justo encima de mí. Era un día perfecto hasta ese momento, pero
así es la vida. Mi hombro paró el peso del australiano mientras él aún estaba acabando el
gesto de chapar la tercera cinta. Un accidente estúpido, ni más, ni menos. Así me quedé, recuperándome y
pensando para mí con toda la rabia del mundo "¡No podré hacer la
Sprint!"
Antes de subir, se tiene
que caer. Abajo, abajo del todo.
Por supuesto todo el mundo conoce el mantra, se tienen que superar los
problemas, se tiene que seguir, se tiene que aprender. Después de otro mes más de fisioterapia y de
kilómetros de vías más fáciles, allí estaba de nuevo. Me sentía feliz,
soñaba con llegar al último descanso para recuperarme y plantarme delante del
último paso, respirando, gestionando el estrés y contemplando el encantador paisaje
de la Agulla. Las presas de descanso en un proyecto crean un momento
mágico, el tiempo desaparece, uno solo respira y se siente vivo contemplando el
mundo, totalmente consciente, viviendo el presente, sin anticipar ni imaginar
el futuro, fundiéndose en uno con la vida. Sin apariencias que cuidar, sin miradas o críticas
ajenas, sólo la roca, los movimientos ya repetidos muchas veces, escuchando a
todas las células y concentrándote para
mover hacia arriba este cuerpo de gran mamut surrealista. Increíble, pero
posible. Aunque el cuerpo grita y se irrita, duele y se rebela, la mente
domina. “Vamos hacia arriba.”
.............
Vino con un taladro, de los viejos, de los
que pesan mucho y duran poco. Una batería para un máximo de 3
parábolts. Aún no era el maestro.
Era simplemente Kim. Había escalado en el Vermell, por los primeros
sextos equipados allí a la derecha, antes de la Ultravox o Sessió Digital,
antes de que hubiera ningún séptimo por los alrededores. Aquí, al lado de
la Proa, aún no había nada.
Terreno casi virgen, desde milenios. Agujeros sin magnesio. Solo
los jabalíes, las cabras y los pájaros. Toda una obra esperando a su
creador. Desdentegada era un sueño remoto, Cova de la Arcada no tenía
ningún buril ni clavos, qué decir de parabolts. En el Senglar había una única
vía llamada SAME, en el centro de la pared naranja, se escalaba en artificial
subiendo por una fisura evidente, hasta la cima de la Agulla del Senglar.
No había nada más, nadie más. Silencio
por parte de los hombres, muchos ruidos de otros habitantes de
Montserrat. Así fue como Kim subió a la cima por detrás, por los caminos
de cabras, estrechos pero seguros. Aún no tenía una confianza en su
opinión, aún no tenía un sistema claro sobre cómo equipar que sí desarrollaría
durante los años venideros. Era novato. Pero tenía una visión. Quería
equipar. Había visto lo que era posible al otro lado de la montaña, en el
mundo encantado de Sant Benet. Allí se estaban abriendo las vías las más
difíciles de su tiempo en España. Se estaban encadenando algunas en
solo. Pero esto era otro mundo, otra cara más oscura y neblinosa, aunque perteneciendo a la misma
montaña. Aquí en la cara sur todo estaba aún por descubrir, por crear, por
equipar. La roca aquí es más generosa, los colores son más frescos, hay
más metros de vías continuas, sin interrupciones ni bloqueos inhumanos.
Muchos pies, una escalada más fina, apropiada para las chicas. Pero por
aquel entonces aún no había tantas chicas para poder imaginarlas escalando
estas paredes. Solo los pájaros y alguna rara salamandra se fijaban en
esta roca. Y él, Kim.
....
Tuve buenas sensaciones en
la vía, pero después de cuatro intentos mi piel me abandonó. Grité, lloré. Pero no había mucho más que hacer. Los
movimientos me consumían cada vez más fuerza,
la gravedad me expulsaba fuera. Aunque esas fueron las dos semanas más frías de
todo el invierno, no me quedaba más piel. Volví a perder mi momento y
regresé a entrenar, a soñar, a pensar, a imaginar. Mi vida se paró allí, en el Senglar, con esta ruta que tenía que hacer sin
razón aparente, por la pura necesidad de conseguirlo, para demostrarme a mí
misma y al mundo lo que ya sabía en lo más profundo: acabaría por
conseguirlo.
Finalmente tras meses de
caídas, de empezar de nuevo, de caer desde un poco más arriba, empecé a
acercarme al final. Cambié la presa para chapar la cinta del paso principal
realizando un movimiento más y cambiando los pasos para llegar al reposo, lo
que me permitió alcanzar el techo. Y de nuevo empezó todo otra vez: ¿Cómo llegar hasta el techo descansada y
cómo salir de allí? Cambié de nuevo la secuencia del techo, bloqueándome de un invertido inexistente en un movimiento
increíble de levitación. No era suficiente. Allí estaba, volando una y
otra vez, queriendo desarrollar alas, el último recurso para los desesperados.
..............
Kim se fijó en una línea en el centro de la
pared. Sabía que allí se podría escalar. Colocó una reunión, puso
algunas bagas alrededor de los árboles y rapeló. Sí, no se equivocó.
Había agujeros. Había pies. Con una coreografía fina y una salida
complicada, la vía estaba allí como una estatua, escondida en la piedra. Su escultor la estaba mirando desde muy
cerca, sabiendo que la podría liberar, darle forma y una existencia
propia. Le costó 3 días colocar los 12 primeros parabolts.
Venía solo, rapelaba, trabajaba y
descendía. Progresaba, aunque
lentamente. No había mucho que limpiar, ya en este momento escogía las
vías más evidentes, listas, sin nada más que añadir que los parabolts. Al cabo
de poco también equipó una vía vecina, CorreCamins, la cual volvió a probar con
su hermano y la encadenaron enseguida. La primera línea equipada
-Tranquem el Bloqueig, - era más difícil: el bloque de la salida no se dejaba
resolver. Fue la primera y más difícil vía de la pared del Senglar, a día
de hoy cotada de 8b. Les costó seis meses encadenarlas todas.
Mientras, Kim equipó el resto – Viatge
Imaginari con dos versiones al final (8ª y 7c+), la Discordia (7b) a la
izquierda. Equipó otras tres vías a la derecha de Tranquem, Ben Petat
(8ª), Somni Diabolic (8ª) y Sprint Final (8ª+). Había más líneas pero ya
no eran tan impresionantes, no le llamaban tanto la atención. Una línea
tiene que gustar. Equipar es como vivir, lo puedes equipar todo pero
mejor vivir escogiendo, dedicándote a algunas actividades, algunas vías, pero
no a todas las posibles. Encontrar una manera de vivir sostenible. No le interesa equipar por equipar. Todo
tiene que tener un sentido, una emoción, sino no vale la pena. Vendrán
otros con ganas y fuerza para coser una pared de parabolts. Kim quería
equipar las líneas que a él le gustaban más y hacerlo bien. Lo consiguió.
.............
Y entonces ocurrió: un
viernes de abril escalé los mejores 20 metros de mi carrera como escaladora.
Estaba flotando. Todo funcionó. Ligera, llegué al
techo con una facilidad sorprendente, sin rozar el mundo lleno de
gravedad. Solo sentía paz, calma. Llegué
al descanso totalmente relajada, absolutamente fresca, con un ritmo cardíaco
normal, respiración controlada, sin síntoma alguno de fatiga. ¡Increíble! Pasé meses luchando contra los pasos de
bloque, contra mi cuerpo, contra mi piel, contra la gravedad. Cambié los
movimientos, trabajé la fuerza máxima, trabajé mi cabeza, me caí por primera
vez en mi vida de escaladora gallina con la cuerda en la mano chapando, volé,
me atreví.
Pasé el techo como si la
gravedad no existiese, como si mi cuerpo no fuese mío, sólo el control, la
respiración, la precisión y una mente libre, una mente... ¿ausente, tal vez? En
el último descanso, algo sucedió. Me di cuenta de que no me importaba poner el
puntito rojo, no me importaba el aire, la montaña, los que estaban conmigo, el
viento, todo lo que me empujaba hacia arriba. Allí estaba yo de nuevo, los
pensamientos comenzaron a fluir en la dirección equivocada, mi voluntad se hizo
menos fuerte, las ganas de vivir y de
luchar por ello me abandonaron de golpe. El desapego no funcionó, o funcionó
demasiado. Descansé demasiado, o
demasiado poco... y ahí estaba yo, volando por el aire una vez más, atraída
hacia la tierra con una fuerza sin remedio. No había terminado, la ruta
ganó una vez más. Una vez más,
ilusiones traicionadas, no era lo suficientemente fuerte. Tuve el último
paso delante de mi nariz y no pude hacerlo, fracasé.
A pesar de que fue mi
mejor día de escalada, no la encadené. Tuve que volver alguna vez
más. Luego en un día soleado las estrellas al fin se alinearon. Yo ya
tenía la última gota de rabia, la que faltaba. Otra vez tuve el último paso a
mi alcance. Durante un mili-segundo dudé. Y de repente era mío. Llegué a
la cadena, chapé y no sentí nada. Lo de siempre. Los tiempos de proyectos.
******************
Gracias a todos los que me
inspiran, los que vienen una y otra vez, los que escuchan las quejas
interminables, los que aseguran con lluvia o frío, los que sonríen y lloran a
mi lado. Espero poder devolver alguno de los favores que –
¡y con tanta alegría! - me habéis hecho.
Esos son los pequeños regalos preciosos de la vida, esa criatura amorfa
y extraña, que a veces es al mismo tiempo tan cruel y tan hermosa. Ha sido un
placer. Y sobre todo gracias a Kim Santacatalina, por equipar esta joya de la
pared Montserratina, la Agulla del Senglar.
7 comments:
Felicidades otra vez!!! por aquel encadene jabata,pero los mejores encadenes aun tienen que venir no crees?? yo estoy seguro, a por ellos!!
buena dedicacion a Kim!
asi lo espero tambien :)
merci!
j.
Felicidades por encadenar Sprint, es una buena via que no debe faltar en el curriculum de todo montserratino deportivo. De hecho no falta.
Kim es el puto amo equipando pero seria faltar al rigor historico el no considerar que el Senglar fue descubierto "deportivamente" una temporada antes por miembros del CADE quienes reabrieron accesos, limpiaron la base y equiparon vias hasta Rush (incluida). Hasta entonces habia la SAME y un par de vias en la placa de la izquierda.
A raiz de una competicion del CADE se equiparon las primeras vias interesantes (igual que en el Xincarro), y se ojearon las vias actuales en toprope. Ese invierno Kim se dedico a equipar lo actual con mucho acierto usando accesos (incluyendo el sistema instalado para acceder a los tops de la pared) instalados por los descubridores pioneros del Senglar.
Me parece una ligereza no mencionar aquellos que vieron en el Senglar aquello qe ha acabado siendo.
Una piada mas de una via que tiene cientos (posiblemente) de rotpunkts, junto a una limitada investigacion historica que ignora la parte germinal del desarrollo del sector.
ESCALAR STYLE, supongo que almenos pagan guay...
Anonim/@
Oblides que a la COVA DE L'ARCADA també hi havia alguna via equipada, entre elles la fantastica SUPERCRACK pels mateixos que van començar a explorar el Xincarró, la Cova, la Tonsura i l'Arcada.
Com dius 1991-92 es va netejar l'accés al senglar i es van equipar les vies a la esquerra de la paret ( ja n'hi havia un parell), el diedre la Fish i la Rush.
Es va provar seriosament en toprope el que avui és VIATGE IMAGINARI i examinar tènuement la part dreta ( SPRINT FINAL, a partir de pujar per la SAME)...res més! Ni netejar roca ni equipar res. Va ser només una tarda i un dia.
El pricipal problema de equipar allà dalt era la manca de nivell ( aleshores) dels interessats i la INMENSA FEINADA QUE SUPOSAVA pujar amb una RIOBY i el material ( i la mandra que ens va fer).
El 1992 a Catalunya no hi havia vies d'aquelles característiques (pila i pila...) i MENYS a MONTSERRAT
En KIM va fer l'INMENS ESFORÇ de equipar el sector ( i també el que s'ha oblidat/obviat a l'article a dalt a l'esquerra), netejar i crear les actuals vies que SENSE CAP DUBTE han ofert un resultat millor que els qui ens hi vam interessar inicialment.
Igualment en KIM va tenir la visió i empenta per afrontar un estil d'escalada que en aquella època es practicava molt poc i implicava molt esfo´ç per obtenir un resultat a nivell de grau que ja s'havia superat en altres estils ( bloc-resistencia)
A pesar de les imprecisions històriques ( i linguistico litraries....) crec que no es pot obviar el sentit que en aquest article es dóna a la seva tasca, i el reconeixement que se li intenta fer.
Contariament al que creus la SPRINT no té tantes ascencions femenines, i menys com a primera via d'aquest grau-no més de tres-i menys encara de una persona amb el perfil i evolució de l'autora.
Un blog, com tots, és per fer piades i reflexions, i un article a l'Escalar ( en això et dono la raó), és el que és...cadascú fa el que pot.
Poster posats a buscar i valorar caldria reflexionar sobre la tenacitat que implica encadenar aquesta via partint d'on es parteix i passant el que es passa, i no donar tantes voltes...
Apa salut i roca
gracias por los comentarios y las correcciones - nadie es perfecto, menos yo.
Felicitats per l'article.
He passat una molt bona estona llegint-lo i a més a més penso que està molt ben escrit i transmet molt bones sensacions. Tot plegat una sorpresa ben agradable.
Salut!
Merci :)
Post a Comment