Wednesday, June 16, 2010
Destivelle on top
It sounds like a good movie, funny - i was up on Capucin with Marc when the movie was being filmed and big metal platforms were left all over the place for the cameramen. We even used one of their fixed ropes when our rope got stuck during another night rappel. After several tries, we summitted on top of a mix between the Directe des Capucines and the Bonatti route. What a place, Chamonix, when again??
Friday, June 11, 2010
El Rio, Julio Cortazar
When i was growing up in Ukraine, i was fascinated by books. This unquenchable thirst was transmitted to me first by my father, with whom we would visit his friends and always borrow a book from them. In Soviet Union it was difficult to find the good books - thus one would not go to a shop or a library when looking for a book - but go see a friend instead. It was almost a tradition for the self-respecting intellectuals to amass full editions of Dostoevsky, Tolstoy, or more prosaically Cooper, Defoe, or Verne. And then my mother, who taught me French, enabled me to enjoy French authors in what i for long believed to be the most beautiful language to have ever been created by the human spirit, - Proust, Stendhal, Balzac, Mauriac, Gide, St Exupery, Camus, Sartre, etc...
When i grew up a little more, i got emancipated and started visiting the libraries, with my best friend. There, enmeshed into the dusty and lugubrious air full of moisture and deteriorating yellow paper, we would ramble through the rows, looking for the gem stones, the gifts to us, growing up girls, from all that big full-blooming outside world. And we would receive the gifts gratefully, sometimes stumbling upon these strange, forgotten books that would make us dream and enter into incredible, unimaginable realities of these strangers, quickly to become friends and teachers, - Marquez or Borjes. One of them strangers managed to impress my adolescence strongly - that was Julio Cortazar. These authors were surprisingly being traduced to Russian - the only language in which world literature was available in Soviet Union, as well as several years after independence, - because of their acknowledged sympathies to the left, and despite any other irrevocable alien thoughts they might write about in their crazy books.
My father once typed the whole "Master and Margarita" from Bulgakov as it was a forbidden book at the time, so we used to have the typed copy of this book in our small home library. To continue the family tradition, i would transcribe my favorite pieces into a little diary i used to have. I remember clearly spending hours writing down the Russian version of El Rio, by Cortazar. It is somehow dizzy-like and funny to be able to read it in Spanish now... The mystery seems to have evaporated from the text, it does not seem as wonderful, intriguing, and mystic as it used to 15 years ago. Anyway, in memory of the past, here it goes, using just the copy and paste function, and Internet search instead of hours of persistent work copying one word after the next:
De Final de Juego
When i grew up a little more, i got emancipated and started visiting the libraries, with my best friend. There, enmeshed into the dusty and lugubrious air full of moisture and deteriorating yellow paper, we would ramble through the rows, looking for the gem stones, the gifts to us, growing up girls, from all that big full-blooming outside world. And we would receive the gifts gratefully, sometimes stumbling upon these strange, forgotten books that would make us dream and enter into incredible, unimaginable realities of these strangers, quickly to become friends and teachers, - Marquez or Borjes. One of them strangers managed to impress my adolescence strongly - that was Julio Cortazar. These authors were surprisingly being traduced to Russian - the only language in which world literature was available in Soviet Union, as well as several years after independence, - because of their acknowledged sympathies to the left, and despite any other irrevocable alien thoughts they might write about in their crazy books.
My father once typed the whole "Master and Margarita" from Bulgakov as it was a forbidden book at the time, so we used to have the typed copy of this book in our small home library. To continue the family tradition, i would transcribe my favorite pieces into a little diary i used to have. I remember clearly spending hours writing down the Russian version of El Rio, by Cortazar. It is somehow dizzy-like and funny to be able to read it in Spanish now... The mystery seems to have evaporated from the text, it does not seem as wonderful, intriguing, and mystic as it used to 15 years ago. Anyway, in memory of the past, here it goes, using just the copy and paste function, and Internet search instead of hours of persistent work copying one word after the next:
El Río
Por Julio CortazarDe Final de Juego
Y sí, parece que es así, que te has ido diciendo no sé qué cosa, que te ibas a tirar al Sena, algo por el estilo, una de esas frases de plena noche, mezcladas de sábana y boca pastosa, casi siempre en la oscuridad o con algo de mano o de pie rozando el cuerpo del que apenas escucha, porque hace tanto que apenas te escucho cuando dices cosas así, eso viene del otro lado de mis ojos cerrados, del sueño que otra vez me tira hacia abajo. Entonces está bien, qué me importa si te has ido, si te has ahogado o todavía andas por los muelles mirando el agua, y además no es cierto porque estás aquí dormida y respirando entrecortadamente, pero entonces no te has ido cuando te fuiste en algún momento de la noche antes de que yo me perdiera en el sueño, porque te habías ido diciendo alguna cosa, que te ibas a ahogar en el Sena, o sea que has tenido miedo, has renunciado y de golpe estás ahí casi tocándome, y te mueves ondulando como si algo trabajara suavemente en tu sueño, como si de verdad soñaras que has salido y que después de todo llegaste a los muelles y te tiraste al agua. Así una vez más, para dormir después con la cara empapada de un llanto estúpido, hasta las once de la mañana, la hora en que traen el diario con las noticias de los que se han ahogado de veras.
Me das risa, pobre. Tus determinaciones trágicas, esa manera de andar golpeando las puertas como una actriz de tournées de provincia, uno se pregunta si realmente crees en tus amenazas, tus chantajes repugnantes, tus inagotables escenas patéticas untadas de lágrimas y adjetivos y recuentos. Merecerías a alguien más dotado que yo para que te diera la réplica, entonces se vería alzarse a la pareja perfecta, con el hedor exquisito del hombre y la mujer que se destrozan mirándose en los ojos para asegurarse el aplazamiento más precario, para sobrevivir todavía y volver a empezar y perseguir inagotablemente su verdad de terreno baldío y fondo de cacerola. Pero ya ves, escojo el silencio, enciendo un cigarrillo y te escucho hablar, te escucho quejarte (con razón, pero qué puedo hacerle), o lo que es todavía mejor me voy quedando dormido, arrullado casi por tus imprecaciones previsibles, con los ojos entrecerrados mezclo todavía por un rato las primeras ráfagas de los sueños con tus gestos de camisón ridículo bajo la luz de la araña que nos regalaron cuando nos casamos, y creo que al final me duermo y me llevo, te lo confieso casi con amor, la parte más aprovechable de tus movimientos y tus denuncias, el sonido restallante que te deforma los labios lívidos de cólera. Para enriquecer mis propios sueños donde jamás a nadie se le ocurre ahogarse, puedes creerme.
Pero si es así me pregunto qué estás haciendo en esta cama que habías decidido abandonar por la otra más vasta y más huyente. Ahora resulta que duermes, que de cuando en cuando mueves una pierna que va cambiando el dibujo de la sábana, pareces enojada por alguna cosa, no demasiado enojada, es como un cansancio amargo, tus labios esbozan una mueca de desprecio, dejan escapar el aire entrecortadamente, lo recogen a bocanadas breves, y creo que si no estaría tan exasperado por tus falsas amenazas admitiría que eres otra vez hermosa, como si el sueño te devolviera un poco de mi lado donde el deseo es posible y hasta reconciliación o nuevo plazo, algo menos turbio que este amanecer donde empiezan a rodar los primeros carros y los gallos abominablemente desnudan su horrenda servidumbre. No sé, ya ni siquiera tiene sentido preguntar otra vez si en algún momento te habías ido, si eras tú la que golpeó la puerta al salir en el instante mismo en que yo resbalaba al olvido, y a lo mejor es por eso que prefiero tocarte, no porque dude de que estés ahí, probablemente en ningún momento te fuiste del cuarto, quizá un golpe de viento cerró la puerta, soñé que te habías ido mientras tú, creyéndome despierto, me gritabas tu amenaza desde los pies de la cama. No es por eso que te toco, en la penumbra verde del amanecer es casi dulce pasar una mano por ese hombro que se estremece y me rechaza. La sábana te cubre a medias, mis manos empiezan a bajar por el terso dibujo de tu garganta, inclinándome respiro tu aliento que huele a noche y a jarabe, no sé cómo mis brazos te han enlazado, oigo una queja mientras arqueas la cintura negándote, pero los dos conocemos demasiado ese juego para creer en él, es preciso que me abandones la boca que jadea palabras sueltas, de nada sirve que tu cuerpo amodorrado y vencido luche por evadirse, somos a tal punto una misma cosa en ese enredo de ovillo donde la lana blanca y la lana negra luchan como arañas en un bocal. De la sábana que apenas te cubría alcanzo a entrever la ráfaga instantánea que surca el aire para perderse en la sombra y ahora estamos desnudos, el amanecer nos envuelve y reconcilia en una sola materia temblorosa, pero te obstinas en luchar, encogiéndote, lanzando los brazos por sobre mi cabeza, abriendo como en un relámpago los muslos para volver a cerrar sus tenazas monstruosas que quisieran separarme de mí mismo. Tengo que dominarte lentamente (y eso, lo sabes, lo he hecho siempre con una gracia ceremonial), sin hacerte daño voy doblando los juncos de tus brazos, me ciño a tu placer de manos crispadas, de ojos enormemente abiertos, ahora tu ritmo al fin se ahonda en movimientos lentos de muaré, de profundas burbujas ascendiendo hasta mi cara, vagamente acaricio tu pelo derramado en la almohada, en la penumbra verde miro con sorpresa mi mano que chorrea, y antes de resbalar a tu lado sé que acaban de sacarte del agua, demasiado tarde, naturalmente, y que yaces sobre las piedras del muelle rodeada de zapatos y de voces, desnuda boca arriba con tu pelo empapado y tus ojos abiertos.
Me das risa, pobre. Tus determinaciones trágicas, esa manera de andar golpeando las puertas como una actriz de tournées de provincia, uno se pregunta si realmente crees en tus amenazas, tus chantajes repugnantes, tus inagotables escenas patéticas untadas de lágrimas y adjetivos y recuentos. Merecerías a alguien más dotado que yo para que te diera la réplica, entonces se vería alzarse a la pareja perfecta, con el hedor exquisito del hombre y la mujer que se destrozan mirándose en los ojos para asegurarse el aplazamiento más precario, para sobrevivir todavía y volver a empezar y perseguir inagotablemente su verdad de terreno baldío y fondo de cacerola. Pero ya ves, escojo el silencio, enciendo un cigarrillo y te escucho hablar, te escucho quejarte (con razón, pero qué puedo hacerle), o lo que es todavía mejor me voy quedando dormido, arrullado casi por tus imprecaciones previsibles, con los ojos entrecerrados mezclo todavía por un rato las primeras ráfagas de los sueños con tus gestos de camisón ridículo bajo la luz de la araña que nos regalaron cuando nos casamos, y creo que al final me duermo y me llevo, te lo confieso casi con amor, la parte más aprovechable de tus movimientos y tus denuncias, el sonido restallante que te deforma los labios lívidos de cólera. Para enriquecer mis propios sueños donde jamás a nadie se le ocurre ahogarse, puedes creerme.
Pero si es así me pregunto qué estás haciendo en esta cama que habías decidido abandonar por la otra más vasta y más huyente. Ahora resulta que duermes, que de cuando en cuando mueves una pierna que va cambiando el dibujo de la sábana, pareces enojada por alguna cosa, no demasiado enojada, es como un cansancio amargo, tus labios esbozan una mueca de desprecio, dejan escapar el aire entrecortadamente, lo recogen a bocanadas breves, y creo que si no estaría tan exasperado por tus falsas amenazas admitiría que eres otra vez hermosa, como si el sueño te devolviera un poco de mi lado donde el deseo es posible y hasta reconciliación o nuevo plazo, algo menos turbio que este amanecer donde empiezan a rodar los primeros carros y los gallos abominablemente desnudan su horrenda servidumbre. No sé, ya ni siquiera tiene sentido preguntar otra vez si en algún momento te habías ido, si eras tú la que golpeó la puerta al salir en el instante mismo en que yo resbalaba al olvido, y a lo mejor es por eso que prefiero tocarte, no porque dude de que estés ahí, probablemente en ningún momento te fuiste del cuarto, quizá un golpe de viento cerró la puerta, soñé que te habías ido mientras tú, creyéndome despierto, me gritabas tu amenaza desde los pies de la cama. No es por eso que te toco, en la penumbra verde del amanecer es casi dulce pasar una mano por ese hombro que se estremece y me rechaza. La sábana te cubre a medias, mis manos empiezan a bajar por el terso dibujo de tu garganta, inclinándome respiro tu aliento que huele a noche y a jarabe, no sé cómo mis brazos te han enlazado, oigo una queja mientras arqueas la cintura negándote, pero los dos conocemos demasiado ese juego para creer en él, es preciso que me abandones la boca que jadea palabras sueltas, de nada sirve que tu cuerpo amodorrado y vencido luche por evadirse, somos a tal punto una misma cosa en ese enredo de ovillo donde la lana blanca y la lana negra luchan como arañas en un bocal. De la sábana que apenas te cubría alcanzo a entrever la ráfaga instantánea que surca el aire para perderse en la sombra y ahora estamos desnudos, el amanecer nos envuelve y reconcilia en una sola materia temblorosa, pero te obstinas en luchar, encogiéndote, lanzando los brazos por sobre mi cabeza, abriendo como en un relámpago los muslos para volver a cerrar sus tenazas monstruosas que quisieran separarme de mí mismo. Tengo que dominarte lentamente (y eso, lo sabes, lo he hecho siempre con una gracia ceremonial), sin hacerte daño voy doblando los juncos de tus brazos, me ciño a tu placer de manos crispadas, de ojos enormemente abiertos, ahora tu ritmo al fin se ahonda en movimientos lentos de muaré, de profundas burbujas ascendiendo hasta mi cara, vagamente acaricio tu pelo derramado en la almohada, en la penumbra verde miro con sorpresa mi mano que chorrea, y antes de resbalar a tu lado sé que acaban de sacarte del agua, demasiado tarde, naturalmente, y que yaces sobre las piedras del muelle rodeada de zapatos y de voces, desnuda boca arriba con tu pelo empapado y tus ojos abiertos.
Thursday, June 10, 2010
Readin' - Books of the Year
My second year of serious learning is coming again to its close. Taking stock, my favorite books this year have been:
Nelson and Winter, "An Evolutionary Theory of Economic Change"
James March, "On Leadership"
And yes, surprisingly there are only 2 books, and not much to choose from. One of the reasons might be the concentration on reading papers - only preparing for my exam i read 198 papers lately, and much less books. Shamefully, it has been a very long while as well since i touched any crude or good novel. Anyway, to compensate a little, my planned summer reading list includes the following:
Viviana Zelizer, "The Social Meaning of Money"
Stuart Kauffman, "At Home in the Universe"
Duncan Watts, "Six Degrees"
Holland, "Emergence"
Strogatz, "Synch"
Karl Weick, "Social Psychology of Organizing"
Nelson and Winter, "An Evolutionary Theory of Economic Change"
James March, "On Leadership"
And yes, surprisingly there are only 2 books, and not much to choose from. One of the reasons might be the concentration on reading papers - only preparing for my exam i read 198 papers lately, and much less books. Shamefully, it has been a very long while as well since i touched any crude or good novel. Anyway, to compensate a little, my planned summer reading list includes the following:
Viviana Zelizer, "The Social Meaning of Money"
Stuart Kauffman, "At Home in the Universe"
Duncan Watts, "Six Degrees"
Holland, "Emergence"
Strogatz, "Synch"
Karl Weick, "Social Psychology of Organizing"
Thursday, June 03, 2010
New Project - Vianant, Vermeil de Montserrat
I finally forced myself to get on the sharp end, and start leading the Vianant, my project at Vermeil de Montserrat. And there was even a photographer around, immortalizing the day! :) Starting up the hard 7a+ slab:
Traversing to the dynamic move, first crux:
Sticking the dyno on lead:
Going through the second crux:
Unfortunately I fell after the next move. Now i only have to redpoint through the whole sequence and get to the chains. I surprised myself with a pretty good first lead, after several top ropes and persisting nightmares about leading this monster. Photos by Juanjo, thanks to Pau and Juanjo for encouragement, patience, and belays!!!
Traversing to the dynamic move, first crux:
Sticking the dyno on lead:
Going through the second crux:
Unfortunately I fell after the next move. Now i only have to redpoint through the whole sequence and get to the chains. I surprised myself with a pretty good first lead, after several top ropes and persisting nightmares about leading this monster. Photos by Juanjo, thanks to Pau and Juanjo for encouragement, patience, and belays!!!
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